Hace unos años participé en un concurso de cuentos cuyo
premio consistía en la edición del cuento junto a muchos más. Recibí el libro
un tiempo después bajo el siguiente título: Mujer:
su mundo y vivencias. La depresión me duró varios días y ese su, que evoca lo ajeno del asunto, me
produjo una sensación de alteridad y alienación.
¿Hay un «mundo femenino» fuera del mundo? Es decir, que el «mundo»
como lo conocemos, es masculino. Más aún, hay hasta un «universo» femenino, con
lo cual las mujeres podríamos vivir en esa cuarta dimensión de ciencia-ficción.
Esta expresión tan habitual, que he escuchado bastante, incluso dicha por mujeres, viene
a decirnos que las mujeres vivimos en nuestro propio mundo (¿el hogar?)
Las mujeres pensamos y participamos en la reflexión acerca
de los problemas de los seres humanos, desde la filosofía, el arte, el
pensamiento en todas sus formas. También en la acción política y social; en la
economía y el trabajo diario para construir el futuro junto a los hombres.
Entonces ¿por qué cada vez que surge una obra con un personaje femenino potente
y de calado profundo tiene que surgir alguien que hable sobre cómo tal escritor
o director de cine conoce el «universo femenino»?
Me encanta Katherine Mansfield. Esta gran escritora a la que
admiraban Virginia Woolf y Julio Cortázar, escribió unos cuentos grandiosos de
los que se dijo que retrataban los «pequeños detalles», para que nos
entendamos: el «mundo femenino», todo lo relativo a las mujeres era, para estos
críticos, mínimo y sin importancia básicamente y en cuyas páginas ellos veían
una amalgama informe de vestidos y lazos de pelo que les parecían ser iguales y
a los que no distinguían más que por el nombre. Nada más lejos de la realidad:
los personajes de Mansfield tienen una personalidad única y una carnadura y
motivaciones que les dan una gran complejidad y, sobre todo, las pinta como
seres complejos y diferentes.
Porque debajo del concepto de «mundo femenino» subyace
la idea de que las mujeres somos todas iguales, y creo que la mayoría de los
que dicen esa frase, seguramente no piensan eso, pero es eso lo que transmiten.
No hay un único mundo femenino en el que todas las mujeres
somos iguales, hay seres humanos únicos.
¿Por qué entonces las mujeres seguimos enganchándonos a estos tópicos?